Riu Sri Lanka, el hotel de las sonrisas
24 octubre, 2017Llegamos al Riu Sri Lanka un lunes a media mañana y nada más aparcar ya nos estaban sonriendo mientras nos ofrecían una bebida de bienvenida. Hicimos rápidamente el Check-in y de camino a nuestra habitación nos explicaron los diferentes servicios, las actividades y los espectáculos de los que podríamos disfrutar. ¡Lo bueno comenzaba!
Teníamos por delante día y medio para relajarnos a tope, después de recorrer Sri Lanka durante casi un mes. Tras deshacer las maletas y ponernos el bañador fuimos a una caseta que curiosamente hace de toallero y de biblioteca. Allí recogimos unas toallas y rápidamente nos dimos el primer chapuzón en la piscina.
Nos habían hablado del River Safari, una excursión por el un río cercano en la que te llevan en barca a visitar varios lugares. Pero en ese primer baño decidimos que en nuestro caso, al disponer de solo de día y medio, disfrutaríamos a tope del hotel y de todos sus servicios sin salir de allí para nada. Según nos contaron personas que fuimos conociendo esta excursión merece la pena.
Por la mañana, piscina y sol
Tras secarnos un poco tocó inspeccionar un poco el resto del hotel y hacer unas cuantas fotos. Fuimos hasta el Riu Land en donde varios niños disfrutaban de los toboganes y también nos pasamos a ver que se cocía por el Riu Art en donde se ofrecen actividades artísticas.
Ya durante este primer paseo nos llamó poderosamente la atención ver bastantes indios, árabes, chinos o incluso cingaleses alojados en el hotel. Lo lógico para nosotros hubiese sido que solo hubiese occidentales… Según nos comentaron esto se debe a que es el primer todo incluido que se oferta por esa parte del mundo y los clientes asiáticos están recibiendo bien el concepto.
Volvimos a la tumbona y fuimos abriendo apetito con una cerveza que nos puso nuestro siempre sonriente amigo Darshana. ¡Qué gozada el bar de la piscina donde puedes pedirla y bebértela dentro del agua!
Después de comer en el buffet pusimos nuestro campamento definitivamente allí por un buen rato, nos tomamos unos cocteles al sol, continuamos con las fotos y conocimos a una pareja de madrileños que terminaron siendo nuestros compañeros durante prácticamente el resto del día.
El Riu Sri Lanka es como un pequeño pueblo en el que poco a poco vas conociendo gente, tanto clientes como empleados. La tranquilidad y el buen ambiente que se respira lo propician. Si coincides en una actividad con alguien es muy fácil terminar conversando delante de una cerveza en el bar de la piscina. En cuanto a los empleados solo decirte que el segundo día ya nos saludaron en el desayuno con un gracioso buenos días con acento cingalés
Por la tarde, siesta y masaje
Tras un buen rato de cócteles y risas tocó ir a la habitación a descansar un rato. Pusimos la tele, más que por ganas de verla por la curiosidad de darle la vuelta. Estaba anclada en un armazón que gira 180 grados según la quieras ver desde el sofá o desde la cama. Como era previsible nos quedamos dormidos muy rápido.
Tras la siesta nos tocaba ir al spa y además teníamos reservado un masaje. El spa dispone de dos piscinas con el agua a diferentes temperaturas. Allí conocimos a un cingalés que trabajaba y vivía en Alemania. Había venido con su mujer y sus dos hijos a visitar al resto de su familia y habían decidido pasar parte de sus vacaciones en el hotel. Una familia muy maja que vimos de nuevo en la piscina al día siguiente.
Tras arrugársenos un poco la piel llegó la hora del masaje. Nos lo dieron unas chicas muy profesionales a ambos a la vez y en la misma habitación. Duró más o menos una hora y dieron en el clavo, ambos salimos encantados. Además se rieron mucho con nosotros mientras hacíamos las fotos. Mas sonrisas en el Riu…
Por la noche, cena y Grease
El masaje terminó justo a la hora que habíamos quedado para cenar, de hecho llegamos un poco tarde al restaurante italiano en el que habíamos reservado junto a la pareja madrileña. La cena constó de un entrante, de un plato principal y postre. Que bien nos sentó la pasta después de tantos días comiendo comida asiática. Ya hasta nos apetecía volver a los sabores habituales…
Y tras la cena llegó la hora del espectáculo. La verdad es que Grease nos llamaba menos la atención que el espectáculo de danzas shamánicas cingalesas que también se oferta pero era lo que tocaba ese día. Finalmente fue muy divertido aunque para nosotros menos que para los asiáticos que a juzgar por sus caras no debían conocer Grease.
En esta ocasión nos reímos todos un buen rato. Cuando terminó aun nos quedaron fuerzas para una copa en la discoteca del hotel antes de irnos para la habitación a dormir.
A la mañana siguiente, relajación
Siempre nos levantamos temprano en los hoteles animados por la variedad del desayuno. Nos encanta desayunar con tranquilidad los días que no tenemos que trabajar. El día del Riu no fue una excepción. Como siempre entramos totalmente concienciados en que nos íbamos a controlar y salimos a reventar al querer probarlo todo. Bueno, un día es un día.
Tras el desayuno nos fuimos hasta la piscina a disfrutar del día. Nuestro plan era piscina y más piscina hasta media tarde, cuando no iríamos hasta el aeropuerto. Antes de comer hablamos un rato con Darshana mientras caía la cerveza de rigor y le estuvimos enseñando algunas expresiones en español. Tras comer y dormir la siesta llegó la hora de hacer el check out.
Llegamos al hotel muy predispuestos a relajarnos y dejarnos llevar pero todo el personal nos cuidó tan bien con esa sonrisa perpetua que en esta ocasión fuimos nosotros los salimos de allí también con una sonrisa de oreja a oreja, pese a la pena de que terminasen las vacaciones. Por cierto, somos Jose y Gloria de El viaje me hizo a mí y estuvimos en el Riu Sri Lanka en agosto de 2017, días antes de su primer aniversario.