Riu Palace Tenerife, un nuevo 5 estrellas en Costa Adeje
date_range 27 noviembre, 2015 question_answer Deja tus comentariosNuestra periodista amiga, Ana Salamanca, estuvo unos días en el hotel Riu Palace Tenerife. A continuación compartirmos su experiencia.
Pasar unos días de vacaciones en Tenerife siempre es un acierto y alojarse en el Riu Palace contribuye a vivir una buena experiencia. A escasos veinte minutos del aeropuerto del sur, en Costa Adeje, la renovación que acaba de protagonizar le ha hecho merecedor de la quinta estrella.
La amplitud y la luminosidad son dos de las principales características que se aprecian en el hotel nada más entrar. Con la reforma se ha querido sacar el máximo partido posible al cálido clima del que goza la isla durante todo el año y las zonas al aire libre han ganado espacio.
Desde las terrazas situadas en el lobby se ven los extensos jardines, las piscinas, y como no, el mar, elementos estos últimos que parecen fundirse en uno solo en la nueva piscina infinity. Estas vistas se contemplan desde una altura de seis pisos, porque a diferencia de lo que suele ser habitual, en este establecimiento la mayor parte de las habitaciones quedan distribuidas en plantas inferiores al vestíbulo. Unas habitaciones con un nuevo estilo, más moderno y minimalista.
Todo en el hotel invita al descanso, con incluso un centro de wellness, pero también hay un pequeño gimnasio. Aquellos que lo deseen pueden así hacer algo de ejercicio tras no haber podido resistirse a la variedad gastronómica que les rodea.
Restaurantes, terrazas, piscinas… instalaciones que para dejar un grato recuerdo en los clientes deben ir acompañadas de un buen servicio y en este establecimiento, el personal se vuelca en la atención a sus huéspedes.
El Riu Palace Tenerife se presenta en definitiva como una buena opción para alojarse en un destino en el que un día se puede salir a navegar para avistar delfines, ballenas y tortugas con una agradable temperatura y al día siguiente se puede ver atardecer en el Teide con el termómetro por debajo de los cero grados y acabar la jornada observando las estrellas más lejanas.